Domingo – 5/9/2021 – Tercera etapa: San Juan de Ortega – Carrión de los Condes
Distancia: 113,58 Tiempo: 6:26:35
Anoche dormimos en Castilla y León, concretamente en San Juan de Ortega, un pueblo de entorno tranquilo de la provincia de Burgos.
San Juan de Ortega, junto a su amigo Santo Domingo de la Calzada colaboraron en la apertura de rutas que ayudaron a los peregrinos a recorrer la región y disfrutar de esa faceta espiritual.
Nos sorprendió que aquí sólo viven 16 personas, de las 20 que aparecen en el censo.
¡Con esta paz, dormimos como angelitos!
El despertador sonó a las 7 en punto de la mañana para poder partir a las 8:30h y recorrer la tercera etapa.
Mientras nos preparábamos, nuestra “mami asistente” invitó a un peregrino bastante mayor a tomar café con unas galletas, mientras esperaba por un taxi que lo llevara a Burgos, ya que tenía un pie dolorido.
¡En este reto, todos actuamos como peregrinos y lo que se da de corazón, viene devuelto!
Y así fue, sobre la marcha, el propietario del albergue “El descanso de San Juan” le permitió (a ella) cargar su portátil y cuidarlo hasta que regresara a recogerlo.
Las señales del camino que refuerzan la faceta espiritual
Entrando en detalles de nuestro camino, al principio fue duro, con piedras sueltas y subiendo unos terrenos con olivares.
El paisaje era muy lineal, con muy poca sombra y el campo ya segado dejaba un único color amarillo.
¡Eso sí, muchos campos y colinas de girasoles!
Esta vez logramos pedalear casi 60 kilómetros en 3 horas y media.
Como cada día, nos encontramos algunos peregrinos. En este caso fue con dos chicas que también iban en bici, con escasa agua y Jesús se ofreció y les entregó el contenido de su botella.
Cierto es que cuando paramos a recoger para nosotros, el agua de una fuente estaba helada.
El camino de Santiago nos llevó directamente a cruzar la ciudad Burgos y, por supuesto, junto a su impresionante catedral de Burgos.
Una catedral que ya tiene sobre su piedra 800 años. ¡Impresionante!
Entre el gentío del domingo, pudimos hacer nuestras fotos de recuerdo y continuamos.
Y, como cada día, no podía faltar nuestra parada técnica para comer y descansar en un pequeño pueblo llamado Hontanas, de no más de 60 habitantes, pero muy coqueto.
Por supuesto que no faltó el encuentro con otros peregrinos.
Aquí conocimos a 2 señores prejubilados con sus bicis eléctricas, que habían hecho el camino de Santiago en todas sus versiones, además de otras rutas por el extranjero.
Una cosa lleva a la otra y terminamos intercambiando los números de teléfonos para recibirlos cuando decidieran ir a Tenerife y acompañarlos en la subida a nuestro Teide.
Otro señor nos comentó que nos veía con muchas prisas, sin disfrutar del camino, que debíamos tomarlo con más calma.
¡Lo mejor y, a su vez, lo peor de esta frase es que era cierto, así que había que cambiar el chip!
Bienvenida y cordialidad
Aun así, hoy no podíamos permitirnos llegar más tarde de las 18:00 horas a Carrión de los Condes, ya que nos esperaban 2 miembros de su ayuntamiento: el alcalde, José Manuel Otero y la concejala de Turismo y Cultura, Lucía Miguel.
Incluso los sorprendimos porque habían llegado un poquito antes y estaban charlando con nuestra “pareja de apoyo”.
Con mucha sencillez, nos dieron la bienvenida y nos felicitaron por el reto que habíamos emprendido a través del Camino francés.
Como apoyo a poner en valor la solidaridad y la inclusión, nos entregaron una selección de productos de la zona, así como información de la zona y guía del camino de Santiago.
Nuestra conversación fue muy distendida y hablamos de temas como la juventud, sus proyectos para los ciudadanos y otros muy interesantes.
Les agradecimos que hubiesen tenido ese gesto con nosotros, ya que era domingo.
Incluso, ya entrada la noche, la concejala nos escribió un mensaje interesándose por cómo habíamos pasado la tarde.
También tuvo el gesto de mencionar nuestro reto en sus redes sociales y al día siguiente lo publicaron en la página web del ayuntamiento.
¡Todo un detalle!
Posteriormente, llegó nuestro momento de relax, así que nos acercamos al río de Carrión, donde nos metimos de remojo en sus aguas fresquitas, muy buena ayuda para relajar la musculatura.
Y cómo no, nunca nos olvidarnos de nuestras bicis, también necesitaban de un buen lavado.
Entre todos preparamos la cena y, sin planear, teníamos una gran mesa de madera junto a la caravana donde pudimos cenar todo el equipo al completo y viendo el atardecer.
Y de postre, una tarta burgalesa y es que nuestra “pareja de apoyo” nos tiene muy mimados.
¡La felicidad está en agradecer las pequeñas cosas que nos da la vida!
¡Mañana más y mejor, se los aseguro!
