Sábado, 4/9/2021 – Segunda etapa: Logroño – San Juan de Ortega
Distancia: 95,49 kms Tiempo: 6:28:37
Una ciudad que es rodeada por el río Ebro y que supera los 150.000 habitantes, pero nuestro escaso tiempo allí, no permitió conocerla.
Una localidad muy importante por su cultura del vino y gastronomía y que es el paso y cruce de caminos, destacando el Camino de Santiago, recorrido de los peregrinos y nosotros entre ellos.
Ella es la capital de la Rioja y se llama Logroño.
De aquí partimos hoy, segundo día de nuestro reto, concretamente de Mercarrioja, donde tomamos café y preparamos a nuestras bicis, compañeras del camino y todo nuestros complementos y frutos secos para la ruta.
El recorrido se presenta muy diferente al de ayer, con subidas y bajadas muy tendidas.
El desnivel que hemos tenido apenas lo notamos. Hoy no hemos pasado por puertos de montaña como ayer, sólo un par de “pechaditas”.
Hemos subido progresivamente y eso nos permitió rodar, de forma rápida unos 50 kilómetros en un tiempo de 3 horas, con unos 700 u 800 metros de desnivel.
Está siendo un día muy llevadero.
Aunque el sol nos ha cascado, el protector solar nos ayudó a llevarlo mejor y , por supuesto, buscando la sombra en todo momento.
Encuentro con peregrinos en nuestro recorrido
Es hora de hacer un alto en el camino y comer un buen bocadillo de los productos de esta tierra y repasar la ruta.
Esta vez elegimos la plaza del Coso, Navarrete, en el valle del Ebro, con la estampa del ayuntamiento y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción frente a nosotros.
En cuanto podíamos, nos hacíamos fotos y aquí recuerdo algunas muy simpáticas, nuestras caras tras unos marcos de madera para simular ser personajes de la época medieval.
Allí conocimos a Antonio con su bici, un señor jubilado de Barcelona, que se interesó mucho por nuestro reto. Intercambiamos un rato de conversación sobre el mundo de las bicis y de la experiencia del camino.
Su pasión por Canarias le viene de haber trabajado un par de años en Tenerife, cuando fue joven. Le encanta nuestras islas y las sigue muy de cerca a través de las noticias.
Otro encuentro fue con un ciclista de Murcia que hizo la misma etapa que nosotros, de Pamplona a Logroño, pero por la dureza de esa etapa, decidió reducirla a 50 kilómetros diarios.
¡Cómo se nota que estamos en la Rioja, se nos pierde la vista con multitud de terrenos llenos de viñas!
Unos bichos que abundaban eran los mosquitos. También vimos patos y cisnes en un lago que nos sorprendieron por cómo estaban de tranquilos al paso de los peregrinos.
Hay que saber escuchar nuestro cuerpo y recuperarse para poder seguir, así que hacemos otra parada para alimentarnos.
La diversión, imprescindible en el recorrido de nuestra ruta
Ahora fue en Santo Domingo de la Calzada, en la Rioja alta, junto al río Oja, casi en tierras de Burgos.
Aquí nos esperaba nuestra asistencia en la autocaravana, donde habían preparado la comida.
Lo mejor del lugar fue que pudimos descansar tranquilamente en una zona verde, al aire libre y mesas de madera.
Un lugar curioso, detrás de una ermita de 1917, junto al puente de Santo Domingo, símbolo de la ciudad y figura en su escudo municipal.
Aunque en la comida nos paramos más de la cuenta, aprovechamos para compartir las vivencias del día.
No recuerdo el nombre del río, pero sí los baños refrescantes de Jesús y Raúl.
Otro suceso tuvo lugar cuando a Raúl se le cayó su cámara Go Pro cerca de un charco, al entretenerse con Jesús en recuperarla y con cuidado de no pisar el barro para no caerse, me dio tiempo a “perderme” de ellos.
Luego tuvieron que apurarse para pillarme, a una media de velocidad de 30 kms/h
¡Como niños chicos, pero fue divertido!
Aún sin conocer el terreno, anduvimos bastante rápidos los últimos 7 kilómetros hasta llegar a San Juan de Ortega.
Esta vez sí que nos divertimos y me siento más recuperado, aunque hayamos hecho 95 kilómetros y 1600 de desnivel, pero fue diferente al primer día.
Hoy nos hemos organizado mejor y la comida fue más abundante, lo que hizo estar más tranquilos y vivir otras sensaciones.
Por último, quiero agradecer la cantidad de mensajes de apoyo, que me envían a diario mis seguidores de las redes sociales. Solo espero que no se enfaden porque no les conteste.
El cansancio no me lo permite, pero me voy a dormir con buena sensación, después de haberlos leído.
¡Seguimos mañana!
¿les parece?
¡Buenas noches!